Hace millones de años, varios humanos de diferentes orígenes ocuparon el valle del Nilo. Con la domesticación de animales y el cultivo de plantas, estos grupos se asentaron y formaron aldeas.
Basándose en intereses comunes, las aldeas se unieron en unidades administrativas independientes llamadas nomos. Cada nomo estaba gobernado por un único jefe, el nomarca que combinaba las funciones de líder militar, juez y rey.
Los nomos, al ser independientes, a menudo se reunían y realizaban tareas importantes como; construir presas, presas, etc.
Los nomos comenzaron a luchar entre sí, porque a medida que la población crecía, libraban guerras para ver quién tomaría posesión de las tierras más fértiles. Al final de estos conflictos centenarios, los vencedores impusieron su dominio a los vencidos, y este proceso resultó en la formación de dos reinos:
-Bajo Egipto, en el Delta del Nilo.
-El Alto Nilo, en el valle del Nilo.
En el año 3200 a. C., el rey del Alto Egipto conquistó el Bajo Egipto, unificando los dos reinos. Convirtiéndose así en el primer faraón y fundador de la primera dinastía egipcia.