La Revolución Comercial, que comenzó en el siglo XV, provocó un aumento significativo del comercio entre Europa y Asia. Este aumento del comercio creó una demanda de más bienes, lo que a su vez condujo a una demanda de más mano de obra. Los europeos empezaron a mirar a África como una fuente de mano de obra barata para trabajar en sus plantaciones en América.
Avances en la construcción naval
La Revolución Comercial también propició avances en la construcción naval, lo que hizo posible que los europeos viajaran a África más fácilmente. Los nuevos barcos eran más rápidos, más maniobrables y podían transportar más carga, lo que hacía más rentable el transporte de esclavos.
Rivalidad europea
La Revolución Comercial también condujo a una mayor competencia entre los países europeos. A medida que los países europeos buscaron expandir sus imperios y aumentar su riqueza, comenzaron a competir por el control de los territorios africanos. Esta competencia a menudo tomó la forma de conflictos militares, lo que aumentó aún más la demanda de esclavos.
La trata de esclavos en el Atlántico
Como resultado de estos factores, la trata de esclavos en el Atlántico se inició en el siglo XVI y continuó hasta el siglo XIX. Durante este período, se estima que 12 millones de africanos fueron transportados por la fuerza a América para trabajar como esclavos. La trata de esclavos en el Atlántico fue una gran tragedia y tuvo un impacto devastador en África.