El Holocausto fue un proceso de múltiples etapas que implicó la identificación, el aislamiento, la deportación y, en última instancia, el exterminio del pueblo judío. Los nazis y sus colaboradores establecieron campos de concentración y exterminio, como Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec y Sobibor, donde millones de hombres, mujeres y niños judíos fueron asesinados sistemáticamente mediante cámaras de gas, fusilamientos y otros métodos de matanza en masa.
La Solución Final no sólo tenía como objetivo la destrucción física del pueblo judío, sino que también apuntaba a su cultura, instituciones y comunidades. Los nazis intentaron borrar cualquier rastro de identidad, historia y herencia judía de Europa. Quemaron libros de autores judíos, destruyeron sinagogas y saquearon sistemáticamente propiedades judías.
El Holocausto fue una profunda tragedia que provocó la muerte de aproximadamente seis millones de judíos. Sigue siendo un crudo recordatorio de los peligros de la intolerancia y el odio, y es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano frente a la opresión y la persecución abrumadoras.