En la mañana del 15 de marzo del 44 a. C., Julio César se preparaba para ir al Senado para asistir a una reunión del Senado. Mientras tanto, un grupo de senadores y el propio hijo adoptivo de César, Bruto, habían decidido asesinarlo. Temían que César se estuviera volviendo demasiado poderoso y querían restaurar la República Romana.
Cuando César llegó al Senado, los senadores lo rodearon. Lo apuñalaron varias veces y murió en el acto. El asesinato de Julio César marcó un importante punto de inflexión en la historia romana, que condujo a la caída de la República Romana y al surgimiento del Imperio Romano.