Tratados desiguales :La imposición de tratados desiguales, como el Tratado de Nanjing (1842) y el Protocolo Boxer (1901), creó un profundo sentimiento de humillación y resentimiento entre el pueblo chino. Estos tratados otorgaron a las potencias extranjeras derechos extraterritoriales, control sobre las costumbres chinas y esferas de influencia, lo que violaba la soberanía y la integridad territorial de China.
Extraterritorialidad :El sistema de extraterritorialidad permitía que los extranjeros fueran juzgados en sus propios tribunales, exentos de la ley china. Este privilegio fue visto como un símbolo de arrogancia extranjera y desprecio por las leyes y costumbres chinas.
Guerras del opio :Las Guerras del Opio (1839-1842, 1856-1860) se libraron entre China y Gran Bretaña por el deseo británico de vender opio a China. La derrota china en estas guerras debilitó aún más la posición de China y aumentó el sentimiento de humillación nacional.
Esferas de influencia :Las potencias extranjeras establecieron esferas de influencia en China, dividiendo el país en zonas de control. Esta división de China fue vista como una amenaza a la unidad y soberanía nacional.
Concesiones :Las potencias extranjeras adquirieron concesiones, que eran territorios dentro de ciudades chinas que eran administrados por gobiernos extranjeros. Estas concesiones se utilizaron a menudo como bases para la explotación militar y económica.
Actividades Misioneras :Los misioneros cristianos de países occidentales establecieron misiones en China y buscaron convertir a los chinos al cristianismo. Sus actividades fueron a menudo percibidas como imperialismo cultural y una amenaza a los valores y creencias tradicionales chinos.
El impacto colectivo de estos factores creó una fuerte sensación de resentimiento e ira entre el pueblo chino, alimentando el crecimiento de los sentimientos nacionalistas. Los intelectuales y reformadores chinos comenzaron a abogar por reformas y modernización para fortalecer a China y resistir al imperialismo extranjero. Esto eventualmente condujo al surgimiento de movimientos nacionalistas, como la Rebelión de los Bóxers y la Revolución Xinhai, que tenían como objetivo derrocar a la dinastía Qing y establecer una China fuerte e independiente.