Ocupación de territorios de Oriente Medio: Las fuerzas aliadas, en particular las británicas, ocuparon gran parte de la región, dando forma a nuevas fronteras políticas y dando lugar a una mayor influencia occidental.
Mandatos coloniales de Gran Bretaña y Francia: La Liga de Naciones dio a Gran Bretaña y Francia mandatos para administrar los antiguos territorios otomanos como parte del acuerdo de paz, intensificando aún más las luchas locales por la independencia.
Movimientos nacionalistas y independentistas árabes: La guerra inspiró sentimientos y movimientos nacionalistas en todo el Medio Oriente, mientras los líderes locales buscaban hacerse con el control de sus propios territorios y poner fin a la ocupación extranjera.
Ascenso de Arabia Saudita: La guerra brindó oportunidades para que la familia Al Saud estableciera control sobre gran parte de la Península Arábiga y formara el estado moderno de Arabia Saudita.
Declaración de Balfour: Gran Bretaña emitió la Declaración Balfour durante la guerra, expresando su apoyo al establecimiento de una patria nacional judía en Palestina, preparando el escenario para el conflicto palestino-israelí.
Acuerdo Sykes-Picot: Los acuerdos secretos en tiempos de guerra entre Gran Bretaña y Francia, como el Acuerdo Sykes-Picot, sientan las bases para futuras fronteras en el Medio Oriente, ignorando en gran medida los intereses y preocupaciones locales.
Impacto en la economía y la infraestructura: La guerra trastornó las economías y dañó la infraestructura de la región, afectando la agricultura, el comercio y el transporte.
Aparición del Medio Oriente moderno: La guerra reformó el panorama político de Medio Oriente, conduciendo a la formación de nuevos Estados-nación y al declive de las potencias imperiales tradicionales, cambiando fundamentalmente el curso de la historia de la región.