La familia imperial se considera sagrada y el pueblo japonés la tiene en alta estima. El emperador es el símbolo del estado y la unidad de la nación y es responsable de realizar diversos deberes ceremoniales, como la apertura de la Dieta Nacional y la promulgación de leyes. Sin embargo, el emperador no tiene ningún poder político real y, en cambio, es visto como una figura decorativa.
La familia imperial ha sido parte de la cultura y la sociedad japonesa durante siglos y es una parte importante de la identidad japonesa. Muchos japoneses sienten un fuerte sentimiento de orgullo y respeto por la familia imperial y creen que es una parte esencial de la historia y el patrimonio de Japón.