El conflicto de Cachemira tiene sus raíces en la partición de la India en 1947, cuando el Raj británico quedó dividido en dos países independientes:India y Pakistán. La partición se basó en líneas religiosas:la India se convirtió en un país de mayoría hindú y Pakistán se convirtió en un país de mayoría musulmana. Sin embargo, el estado principesco de Jammu y Cachemira, que estaba situado en la parte noroeste del subcontinente, tenía una población mayoritariamente musulmana pero un gobernante hindú, el maharajá Hari Singh.
Singh inicialmente intentó permanecer independiente, pero finalmente se vio obligado a elegir entre India y Pakistán. Eligió la India y el 26 de octubre de 1947 firmó un instrumento de adhesión a la India. Pakistán inmediatamente cuestionó la adhesión y los dos países libraron una guerra por el territorio.
La guerra duró más de un año y terminó con un alto el fuego en enero de 1949. La línea de alto el fuego, conocida como Línea de Control (LoC), dividió el estado en dos partes:Cachemira administrada por India y Cachemira administrada por Pakistán. Desde entonces, la Línea de Control ha sido la frontera de facto entre los dos países.
El conflicto de Cachemira ha seguido latente desde el alto el fuego. Ha habido varios intentos de resolver el conflicto, pero ninguno ha tenido éxito. El conflicto también ha dado lugar a varios abusos contra los derechos humanos, incluidos el asesinato de civiles, detenciones arbitrarias y torturas.
El conflicto de Cachemira es una cuestión compleja que no tiene una solución fácil. Es una disputa territorial, pero también es un conflicto religioso y cultural. Es un conflicto que lleva más de 70 años y que no muestra signos de terminar pronto.