Defensa: Los fuertes proporcionaron un lugar defendible para los colonos y soldados europeos en un entorno nuevo y a menudo hostil. Podrían usarse para proteger contra ataques de tribus nativas americanas, potencias europeas rivales u otras amenazas.
Comercio: Los fuertes también podrían servir como puestos comerciales, donde los europeos podrían interactuar con los nativos americanos e intercambiar bienes.
Exploración: Los fuertes podrían usarse como bases para la exploración del área circundante.
Controlar: Los fuertes podrían ayudar a los europeos a mantener el control sobre su territorio y afirmar su autoridad sobre las tribus nativas americanas.
Liquidación: Los fuertes podrían actuar como centros para nuevos asentamientos, proporcionando un lugar seguro para que la gente viva y cultive.
Conversión religiosa: Muchos fuertes europeos también fueron sitios de misión, destinados a convertir a los pueblos nativos al cristianismo.
Los propósitos específicos de un fuerte pueden variar según el período de tiempo y la ubicación. Por ejemplo, algunos fuertes se utilizaban principalmente para la defensa, mientras que otros se centraban más en el comercio o la exploración.