1. Indulgencias: La práctica de vender indulgencias, que eran certificados que se creía que reducían el castigo por los pecados en el purgatorio, provocó críticas y resentimiento generalizados. Martín Lutero, un monje alemán, publicó sus famosas Noventa y cinco tesis en 1517, condenando el abuso de las indulgencias y cuestionando la autoridad del Papa.
2. Autoridad y corrupción: La estructura jerárquica de la Iglesia católica, con el Papa como autoridad suprema, enfrentó críticas. Surgieron llamados a la reforma, cuestionando la riqueza excesiva, la corrupción y los estilos de vida lujosos del clero, incluido el Papa. Los reformadores buscaron regresar a lo que creían que eran las enseñanzas originales del cristianismo.
3. Interpretación bíblica: Se cuestionó la autoridad exclusiva de la Iglesia Católica para interpretar la Biblia. Los humanistas, como Erasmo, abogaron por un retorno a los textos griegos y hebreos originales, enfatizando la interpretación individual y el papel de la fe por encima de las ceremonias y tradiciones elaboradas.
4. Justificación por la fe: Una de las diferencias teológicas centrales entre el protestantismo y el catolicismo fue el concepto de justificación sólo por la fe. Lutero argumentó que la salvación no se lograba mediante buenas obras o la compra de indulgencias, sino únicamente mediante la fe en el sacrificio de Cristo. Este concepto se convirtió en la piedra angular de la teología protestante.
5. Celibato clerical: El celibato obligatorio de los sacerdotes fue un punto de discordia. Reformadores, como Ulrico Zwinglio y Martín Bucero, abogaron por el derecho del clero a casarse y por un estilo de vida más sencillo y austero para los sacerdotes.
6. Papel de los laicos: La distinción tradicional entre clérigos y laicos fue cuestionada por los reformadores que enfatizaron el "sacerdocio de todos los creyentes". Argumentaban que todo cristiano tenía acceso directo a Dios sin necesidad de sacerdotes ni rituales elaborados.
7. Idiomas locales: El uso del latín en los servicios religiosos fue criticado por excluir a la gente común. Los reformadores, como Lutero, abogaron por el uso de idiomas locales en el culto y la educación religiosa, haciendo la fe más accesible a las masas.
8. Sacramentos: Mientras que los luteranos coincidían con los católicos en la importancia de dos sacramentos –el bautismo y la Eucaristía–, otros reformadores, como los calvinistas y los zwinglianos, divergían en sus interpretaciones y prácticas relacionadas con el significado y la frecuencia de estos rituales.
Estas cuestiones, entre otras, impulsaron la Reforma Protestante, lo que condujo a la formación de distintas denominaciones protestantes y su posterior expansión por Europa y más allá, remodelando fundamentalmente el panorama religioso del mundo occidental.