Los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial fueron el Tratado de Versalles (con Alemania), el Tratado de Saint-Germain (con Austria), el Tratado de Trianon (con Hungría) y el Tratado de Neuilly (con Bulgaria). Estos tratados fueron muy duros para las potencias centrales derrotadas y contribuyeron al surgimiento del nacionalismo y el sentimiento revanchista en Alemania y otros países.
Los tratados de paz tampoco abordaron las causas subyacentes de la Primera Guerra Mundial, como la carrera armamentista, el imperialismo y las alianzas secretas entre las potencias europeas. Como resultado, estos factores contribuyeron al estallido de la Segunda Guerra Mundial apenas 20 años después.