La Revolución Industrial tuvo un profundo impacto en la colonización al permitir que las potencias europeas aumentaran en gran medida sus capacidades tecnológicas y económicas en otras partes del mundo.
Con la energía a vapor, la metalurgia avanzada y la producción en masa de bienes manufacturados, estas naciones europeas obtuvieron ventajas militares, industriales y tecnológicas que llevaron a una mayor exploración global, conquistas territoriales y esfuerzos de colonización que remodelaron la estructura política y geográfica del mundo.