Historia de Sudamérica

monarquía constitucional

La Monarquía Constitucional o Monarquía Parlamentaria, es una forma de gobierno en la que el rey es el Jefe de Estado ya sea de forma hereditaria o electiva, pero sus poderes están limitados por la constitución.

Mientras que en la monarquía absolutista el rey no era responsable ante el parlamento, en la monarquía constitucional el rey es el jefe de Estado, pero sus funciones están descritas en la Constitución.

A su vez, el primer ministro es responsable de dirigir el gobierno, también según la constitución.

Países monárquicos constitucionales

  • Antigua y Barbuda, Andorra, Australia
  • Bahamas, Bahrein, Barbados, Bélgica, Belice, Bután
  • Camboya, Canadá
  • Dinamarca
  • Emiratos Árabes Unidos, España
  • Granada
  • Islas Salomón
  • Jamaica, Japón, Jordania
  • Kuwait
  • Liechtenstein, Luxemburgo
  • Malasia, Marruecos, Mónaco
  • Noruega, Nueva Zelanda
  • Países Bajos, Papúa Nueva Guinea
  • Reino Unido
  • Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Suecia
  • Tailandia, Tonga, Tuvalu

Resumen

Según Montesquieu (1689-1755), la separación de los tres poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- era un mecanismo importante para evitar el abuso de poder en un régimen monárquico. A través de esta idea emergen los fundamentos del constitucionalismo.

El filósofo no estaba de acuerdo con el absolutismo de la monarquía. En su obra "El Espíritu de las Leyes" (1748), critica esta forma de gobierno y defiende la separación de poderes:

Además de Montesquieu, otros filósofos de la Ilustración fueron referentes para la creación de la monarquía constitucional, como John Locke (1632-1704) y Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).

El descontento con la monarquía absolutista impulsó el origen de un gobierno cuyo poder de los monarcas sería limitado.

Ver también:Filósofos de la Ilustración

Ejemplos de monarquía constitucional

Con el crecimiento de la burguesía y las revoluciones burguesas, el poder del monarca quedó limitado. Así, varios países siguieron teniendo un soberano como Jefe de Estado, pero para cuestiones prácticas, la administración quedó en manos del Primer Ministro.

Veamos algunos ejemplos:

Francia

Francia fue el país donde las revoluciones burguesas y sus ideas irradiaron por toda Europa, a través de los acontecimientos de la Revolución Francesa.

El fin de la monarquía absolutista se produjo en la primera fase de la Revolución Francesa, cuando en 1791 se promulgó la Asamblea Nacional Constituyente dentro del proceso revolucionario.

Durante un breve período, el rey Luis XVI (1754-1793) fue un monarca parlamentario. Sin embargo, sus intervenciones no fueron escuchadas y prefirió huir de París, provocando la ira de los revolucionarios que acabaron asesinándolo.

Posteriormente, cuando se restableció la monarquía en Francia, los soberanos respetaron este cambio. El país siguió siendo una monarquía parlamentaria hasta que el rey Napoleón III fue derrotado en la guerra franco-prusiana.

Véase también:Revolución Francesa (1789)

Inglaterra

monarquía constitucional

El cambio fue influenciado por Inglaterra en 1688, cuando el fin del absolutismo inglés dio origen a la monarquía constitucional inglesa.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX, durante el reinado de la reina Victoria, cuando se sentaron las bases de la monarquía británica tal como la conocemos hoy.

Actualmente, el papel del soberano consiste en mediar en las crisis del gobierno y no debe expresar sus opiniones en público.

Ver también:Reino Unido

España

El primer intento de monarquía constitucional en España tuvo lugar en 1812, durante la época de las invasiones napoleónicas.

Sin embargo, cuando el rey Fernando VII (1784-1833) regresa del exilio, rechaza la Carta Magna. Sólo su hija y heredera, Isabel II (1830-1904), volverá a reinar con una Constitución.

Actualmente, la monarquía española está organizada mediante la Constitución de 1978.

Ver también:España

Portugal

monarquía constitucional

En Portugal, la monarquía constitucional se estableció en 1820, con la aprobación de la primera constitución portuguesa, tras la Revolución Liberal de 1820, en Oporto.

Los reyes portugueses todavía tenían una gran influencia en el parlamento debido a su poder moderador, pero no podían promulgar leyes sin la aprobación parlamentaria.

La monarquía constitucional portuguesa duró de 1820 a 1910, cuando el golpe republicano derrocó a la monarquía y llevó al exilio al rey Manuel II.

Véase también:Revolución Liberal de Oporto

Brasil

La monarquía constitucional brasileña comenzó en 1822 y terminó en 1889 con el golpe republicano.

Una de las características de la Carta Magna en Brasil fue la existencia de cuatro poderes:ejecutivo, legislativo, judicial y moderador.

El Poder Moderador permitió al rey nombrar a los ministros de Estado y disolver la asamblea de diputados, entre otras atribuciones.

Ver también:Constitución de 1824

Japón

En Japón, el establecimiento de la monarquía constitucional tuvo lugar en la Era Meji, entre 1868 y 1912. La Constitución de 1890 dotó al Emperador de un gran poder político, pero éste debía compartirse con el pueblo, a través del parlamento.

Tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, esta Carta Magna fue sustituida por otra, promulgada en 1947.

De esta manera, los poderes del Emperador pasaron a ser sólo simbólicos y el monarca fue considerado el símbolo de la unidad del pueblo japonés.

Italia

En Italia, este gobierno se inició al finalizar la unificación de los reinos que formaban la península, en 1871.

El rey Víctor Manuel II (1820-1878), del Reino de Cerdeña y uno de los líderes de la unificación, gobernó desde la constitución que ya existía en sus dominios desde 1848.

Ver también:unificación italiana

Leer más :

  • Estado absoluto
  • Parlamentarismo
  • Formas de gobierno
  • Escandinavia

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