El Congreso de los Estados Unidos aprobó la financiación de la guerra de Irak mediante una serie de proyectos de ley de asignaciones. La mayor de ellas fue la Ley de Asignaciones Suplementarias de Emergencia para la Guerra de 2003, que proporcionó 87 mil millones de dólares para operaciones militares en Irak, Afganistán y otros lugares. Otros proyectos de ley de asignaciones proporcionaron fondos adicionales para la guerra, así como para los esfuerzos de reconstrucción en Irak.
La financiación de la guerra de Irak provino de diversas fuentes, incluidos los ingresos fiscales, los préstamos y la Reserva Federal. La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que la guerra le costó a Estados Unidos más de 2 billones de dólares hasta 2024.