En contraste, el Norte poseía más fábricas, bancos, puertos marítimos y acceso a materias primas como hierro, carbón y trigo. Este poder económico permitió al Norte movilizar ejércitos masivos, fabricar armas y sostener un conflicto prolongado. Por lo tanto, una victoria rápida era crucial para que el Sur evitara que las ventajas industriales y logísticas del Norte los abrumaran en una guerra prolongada.