El Norte y el Sur reaccionaron de manera diferente a la decisión de Dred Scott. En el Norte, la decisión fue recibida con indignación y condena, ya que se consideró una negación flagrante de los derechos de los afroamericanos y una violación de la Constitución. Muchos norteños creyeron que la decisión era un paso atrás en la lucha por la igualdad racial y que conduciría a la expansión de la esclavitud a nuevas áreas. En el Sur, la decisión fue recibida con alegría y celebración, ya que fue vista como una victoria para el estilo de vida sureño y un reconocimiento de la legitimidad de la esclavitud. Muchos sureños creían que la decisión pondría fin al debate sobre la esclavitud y que les permitiría seguir practicando la esclavitud sin temor a la interferencia del gobierno federal.
La decisión de Dred Scott tuvo un profundo impacto en Estados Unidos. Profundizó la división entre el Norte y el Sur y contribuyó al estallido de la Guerra Civil en 1861. La decisión también galvanizó el movimiento abolicionista y condujo a un mayor apoyo al Partido Republicano, que se oponía a la expansión de la esclavitud. Al final, la decisión de Dred Scott fue revocada por la Decimotercera Enmienda a la Constitución, que abolió la esclavitud en los Estados Unidos en 1865.