Sentimiento aislacionista: Después de la Primera Guerra Mundial, hubo un fuerte sentimiento aislacionista en Estados Unidos. Muchos estadounidenses se oponían a involucrarse en conflictos extranjeros y querían centrarse en los asuntos internos. Este aislacionismo dificultó la aprobación de una legislación que habría aumentado el número de refugiados permitidos en el país.
Preocupaciones económicas: Estados Unidos también enfrentó dificultades económicas durante la Gran Depresión. Al gobierno le preocupaba que permitir la entrada de más refugiados al país ejercería presión sobre la economía y quitaría empleos a los ciudadanos estadounidenses.
Antisemitismo: En ese momento también había una cantidad significativa de antisemitismo en los Estados Unidos. Esto dificultó la aprobación de una legislación que habría aumentado el número de refugiados judíos permitidos en el país.
Falta de conciencia: Muchos estadounidenses simplemente desconocían el alcance de la persecución que enfrentaban los judíos y otras minorías en Europa. No se dieron cuenta de la urgencia con la que estas personas necesitaban refugio.
Como resultado de estos factores, Estados Unidos no permitió la entrada de más refugiados al país antes de la Segunda Guerra Mundial. Esta decisión tuvo consecuencias devastadoras para muchos judíos y otras minorías que intentaban escapar de la persecución.