Los sureños también creían que la abolición de la esclavitud tendría un impacto devastador en la economía, ya que muchas plantaciones e industrias agrícolas dependían en gran medida del trabajo esclavo. Temían que la Emancipación condujera al caos social, la escasez de mano de obra y el declive económico, amenazando la supervivencia misma de su sociedad. Estos temores y la defensa de la esclavitud se volvieron centrales para la identidad sureña y un punto de unión para la unidad política, lo que en última instancia contribuyó a la resistencia del Sur a los movimientos abolicionistas y condujo al estallido de la Guerra Civil estadounidense.