1. Dominio colonial y explotación: Muchos países latinoamericanos fueron antiguas colonias de potencias europeas como España, Portugal, Francia y el Reino Unido. Las potencias coloniales impusieron políticas económicas y políticas injustas que beneficiaron a los colonizadores a expensas de la población local. Esta explotación creó un resentimiento generalizado y un deseo de independencia.
2. Influencia de los movimientos de Ilustración e Independencia: Las ideas de la Ilustración sobre libertad, igualdad y democracia inspiraron a intelectuales, filósofos y líderes en América Latina. Estas ideas desafiaron la autoridad de las potencias coloniales e impulsaron los movimientos independentistas. El éxito de la Revolución Americana también proporcionó un modelo para estos movimientos latinoamericanos.
3. Dificultades económicas y desigualdad social: Las economías coloniales a menudo se basaban en la extracción de recursos naturales y cultivos comerciales, lo que beneficiaba a un pequeño grupo de élite y dejaba a la mayoría de la población en la pobreza. Esta desigualdad y descontento económico alimentaron el fervor revolucionario.
4. Resistencia indígena: Los pueblos indígenas de muchas partes de América Latina resistieron el dominio colonial y lucharon por sus derechos y tierras. Sus luchas contribuyeron a la atmósfera revolucionaria general y contribuyeron a los movimientos de independencia.
5. Inestabilidad política: Las potencias europeas a menudo luchaban por mantener el control en sus colonias y con frecuencia se producían conflictos y rebeliones. Estas luchas de poder crearon oportunidades para que los líderes locales afirmaran su independencia.