Equilibrio entre la autoridad federal y estatal: Los estados querían mantener su soberanía y garantizar que el gobierno federal no tuviera autoridad para interferir en los asuntos estatales. La Declaración de Derechos ayudó a delimitar claramente los poderes del gobierno federal y los derechos reservados para los estados y el pueblo.
Protección de las libertades individuales: La Declaración de Derechos garantizaba derechos y libertades fundamentales para las personas, como la libertad de expresión, religión, reunión y el derecho a un juicio justo. Los estados querían garantizar que estos derechos estuvieran explícitamente protegidos en la Constitución y no se dejaran a la discreción del gobierno federal.
Preocupaciones sobre la extralimitación: Los estados temían que, sin limitaciones explícitas a los poderes del gobierno federal, éste pudiera potencialmente invadir los derechos y libertades de los ciudadanos y los estados. La Declaración de Derechos ayudó a evitar esto al establecer límites claros a los poderes del gobierno federal y garantizar que se respetaran los derechos de los individuos y los estados.
Constituciones estatales influyentes: Muchos estados ya habían adoptado sus propias constituciones que incluían disposiciones que protegían los derechos y libertades individuales. Estas constituciones estatales sirvieron de modelo e influyeron en el desarrollo de la Declaración de Derechos federal. Al incorporar disposiciones similares en la Constitución, los estados pretendían garantizar que estos derechos fundamentales también estuvieran protegidos a nivel federal.
En general, los estados querían una Declaración de Derechos para asegurar el equilibrio de poder entre el gobierno federal y los estados, proteger los derechos y libertades de los individuos, prevenir posibles extralimitaciones por parte del gobierno federal y salvaguardar los principios de libertad y democracia que eran centrales para la fundación de los Estados Unidos.