En otras partes de América Latina, los mulatos desempeñaron un papel importante luchando junto a los criollos blancos y los pueblos indígenas en las guerras por la independencia. En México, por ejemplo, el movimiento independentista fue liderado por Miguel Hidalgo, un sacerdote mestizo, y José María Morelos, un sacerdote mulato. De manera similar, en Venezuela, el movimiento independentista estuvo dirigido por un general mestizo llamado José Antonio Páez.
Sin embargo, después de las revoluciones, las nuevas élites criollas a menudo discriminaron a los mulatos y a los indígenas, negándoles el acceso al poder político, la movilidad social y la educación, perpetuando así las desigualdades raciales en América Latina durante siglos.