Puerto Rico fue cedido a los Estados Unidos por España según los términos del Tratado de París de 1898 que puso fin a la Guerra Hispanoamericana. Puerto Rico no obtuvo su independencia de Estados Unidos porque Estados Unidos no consideraba que el pueblo puertorriqueño fuera capaz de autogobierno debido a su percibida inferioridad racial y su falta de experiencia con las instituciones democráticas. Además, Estados Unidos veía a Puerto Rico como una base naval de importancia estratégica y temía que otro país pudiera apoderarse de ella si se le concedía la independencia.