Así, más que en el pasado, caminar en el presente, el aquí y el ahora:guerra en Ucrania, posición de la OTAN ante el conflicto (del que no se sabe cuándo terminará), ampliación de sus miembros (Finlandia y Suecia), oposición al mismo (Turquía los veta por ser un santuario de terroristas kurdos del PKK) con las consiguientes tensiones pese a quienes consideran que nadie debería sentirse amenazado por tales incorporaciones (¿y Rusia?), el apoyo a Ucrania de todo tipo (sin intervención armada), su evolución con la posibilidad de tal intervención, una puerta a una respuesta nuclear y a una tercera guerra mundial, nuevas estrategias para confrontaciones futuras, cambios estructurales en medio de la guerra, una manera, si la hay, de separarse de Estados Unidos, etc. incidencia del espionaje al Gobierno español (caso Pegasus) y el despido, como consecuencia, del director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), pieza esencial, junto a los dirigentes de otros servicios europeos, para la Inteligencia «Otaniana» ». Datos con los que algunos analistas, incluidos algunos militares, plantean, al límite, dudas (sin aportar información) para la celebración de la cumbre en Madrid.
Un presente que nos transporta a los tiempos pasados de la Guerra Fría desde los años 1970 y 1980, a un periodo en el que Europa era el tablero geopolítico, equilibrado por el miedo, en el que se enfrentaban los bloques norteamericano y soviético, de la mano de una izquierda que ahora es acusada, por los partidarios de la OTAN, de si no había evolucionado desde entonces. Sin embargo, hay que recordar necesariamente ese pasado para conocer, comprender y comprender el escaso peso de España en la OTAN, así como lo que la guerra en Ucrania está moviendo, hoy en día, en la ciudadanía española, y más cuando sale a celebrar en Madrid la citada cumbre de la OTAN.
Cumbre a la que se debe asistir, si no con cierta posición de liderazgo, lo que no parece posible, al menos con la fuerza necesaria para no participar, independientemente como anfitrión, como un invitado de piedra, en quien no se confía del todo y que es ignorado debido a su dudosa reputación debido a algunas posiciones políticas . Un anfitrión que no parece tener mucho que decir; De momento poco se sabe sobre qué planes de acción concretos va a presentar salvo la invitación al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para participar personalmente en la cumbre, con todos los temas de seguridad a desarrollar, apoyo a la entrada de Finlandia y Suecia en la organización atlántica, su preocupación por el flanco sur de la OTAN (concretamente en el Magreb, el Sahara y el Sahel), así como el compromiso de duplicar el gasto militar en esta década (dejando así de lado las críticas militares que apuntan porque hacía más de diez años que no invertíamos en Defensa).
Así, aunque opina al respecto y, lógicamente, mantiene en secreto sus intenciones, no se sabe cómo va a participar en los grandes retos actuales a afrontar. por la OTAN; los más inmediatos:qué se va a hacer con la guerra en Ucrania, cómo afrontar las nuevas incorporaciones (que ya han abierto el debate público sobre si van a aportar más seguridad o no, excitando al enemigo ruso) y , en el caso de España, hacia la cobertura pendiente de Ceuta y Melilla, qué límites se pueden superar o no, nuevos elementos disuasorios a establecer, cómo actuar ante la amenaza nuclear rusa (el peor escenario), o los previstos. para el futuro:qué estrategia o estrategias de seguridad europea hay que considerar para los próximos diez años (preferiblemente para la frontera oriental y sur del Sahel), supervivencia de la organización como tal, etc.
Una mirada al pasado. La entrada de España en la OTAN
La historia oficial nos recuerda los pasos dados para la entrada y continuidad de España en la OTAN . Una breve reseña:Pactos de Madrid de septiembre de 1953 para la ubicación de bases militares aéreas y navales conjuntas con EE.UU. en suelo español (antecedentes); Miembro de la OTAN en mayo de 1982; referéndum consultivo de 1986 que, prometido por el PSOE, la izquierda calificó de "trampa"; incorporación, bajo presión (tanto de Estados Unidos como de Rusia), a la estructura militar en enero de 1999; y, como consecuencia, la entrada definitiva de España en la Comunidad Económica Europea.
Sin embargo, lo importante en esa historia es Destaca que, pese al sí en el referéndum, este no fue mayoritario (con un 52,53% de votos a favor frente a un 59,4% del electorado, frente a un 39,84% de votos en contra y un 7,63 de votos nulos y en blanco), y el no a dicha integración siempre ha estado presente en continuidad; un no que siguió y sigue haciéndose visible en aquellas situaciones bélicas en las que la intervención de las fuerzas españolas pudo o fue fiable con manifestaciones en las que siguen gritando, acompañando el ¡no a la guerra!, ¡el no a la OTAN! , y ahora ni con Putin, ni con la OTAN, ¡no a la guerra! ¡Detengan a Putin! ¡Los pueblos no necesitan del imperialismo! ¡Tus guerras son nuestros muertos! ¡Todos por la paz! ¡escuelas y hospitales!, ¡el imperialismo es terrorismo!, ¡ni Estados Unidos, ni Rusia, ni la OTAN!, ¡y lo más concreto de la OTAN no Madrid! (nombre de una plataforma de izquierdas que busca la no intervención de España en el conflicto ruso-ucraniano y la cancelación de la cumbre de la organización atlántica en Madrid).
Aun así, la contribución militar de España ha sido ejemplar desde entonces; siempre ha sido muy valorada su presencia en lugares de conflicto de unidades y observadores militares en diversas misiones en el exterior, operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz (17 misiones en curso con más de 3.000 militares y guardias civiles desplegados en cuatro continentes, a las que hay que sumar las de la UE); presencia que, no exenta de riesgos, ha provocado la muerte, desde 1985, de 178 militares (169 militares y 9 guardias civiles). Una aportación que debe ser digna de respeto y reconocimiento, sin embargo, a pesar de ello, un general español nunca ha presidido el Comité Militar de la OTAN.
Una historia que, en principio, acogió y sigue acogiendo todo tipo de análisis, básicamente dos en oposición:los de sus defensores desde su entrada (académicos y políticos de centro y derecha, militares, y militaristas de todo tipo...) y los detractores de antes y a posteriori (izquierdistas en general, pacifistas a favor de la "no guerra", anti-OTAN...); Recordemos a la oposición socialista junto a otros partidos de izquierda con grandes manifestaciones contra las bases militares estadounidenses en territorio español bajo el lema OTAN ¡no, bases fuera! y ¡Yankis a su casa!, así como diversas divergencias posteriores, como la oposición inicial a la entrada de España en la OTAN, la retirada de nuestras fuerzas de Irak, la invitación a los aliados a abandonar dicho país, el agravio presidencial ante la presidencia americana bandera durante la Parada Hispana de 2003 en Madrid (bajo la justificación de que desfilaban fuerzas intervinientes en Irak)... y el conjunto de manifestaciones contra dicha organización por parte de diferentes grupos de izquierda, extrema izquierda, antimilitares y pacifistas, a quienes , negando que la OTAN sea una organización defensiva, afirman que es ofensiva (refiriéndose a intervenciones, además de los países mencionados, en Sudán, Somalia, Libia, Ucrania en 2014, Siria, Yemen y ahora nuevamente en Ucrania) bajo el liderazgo de EEUU, que es una organización superflua, que no tiene razón de existir, a la que acusan de estar al servicio del capitalismo y de las industrias militares.
España y la OTAN, una relación complicada puesta a prueba en Ucrania
Posiciones que también son tangibles hoy, como se ha observado en la reciente Comisión de Defensa en el Congreso de los Diputados entre los socios del Gobierno, PSOE, favorable a la OTAN, y Podemos , junto con ERC, opuestos a la organización atlántica, a la celebración de la cumbre y a favor de que la resolución de la guerra en Ucrania se materialice a través de la diplomacia, contra el envío de armas por parte de la OTAN y EE.UU. a las fuerzas ucranianas en la idea de que tales envíos sólo pueden prolongar la guerra bajo la premisa un tanto utópica de que una sociedad libre no necesita protección militar; Viejas tesis que, actualizadas, se acercan más a la actual rusa, en boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, de que la Unión Europea se está "fusionando con la OTAN". , convirtiéndose en un actor agresivo y belicista, y más aún cuando esta organización, nacida tras el final de la Segunda Guerra Mundial, inicialmente para la defensa europea y luego para afrontar el Pacto de Varsovia, creado en 1955 contra la OTAN, ha seguido estando presente con actividades militares a pesar de su desaparición en 1991.
¿Es lógica o no entonces la desconfianza de los miembros de la OTAN y EE.UU. hacia España ? ¿Desconfianza a nivel político-militar o sólo a nivel político?
Así, tampoco sorprende que el cuadragésimo aniversario de la entrada de España en la OTAN no vaya a "celebrarse" públicamente, ya que a dicha celebración se podría sumar, un mes a partir de la cumbre, un conjunto de manifestaciones levantadas por grupos de izquierda (algunos en el Gobierno), continuación de todas las anteriores en el tiempo, contrarias a la OTAN; manifestaciones que presumiblemente también podrían tener lugar durante el desarrollo de la cumbre.
Así están las cosas, cuarenta años después de nuestra entrada en la OTAN, en el momento actual, en el que parece que es inútil mirar atrás, de cara a aquella cumbre de actualización, Sólo nos preguntamos, más allá de las ideologías, sobre las estrategias futuras a seguir a la vista de los pasos concretos dados hasta ahora por la OTAN. Concierne a todos los europeos interesados en el aquí y el ahora, y por tanto , a España:si realmente se van a encontrar soluciones activas viables, aparte de movimientos amenazantes y disuasorios, para conseguir el fin de la guerra y el inicio de la paz, o si se va a dejar todo en manos de la evolución del la presunta enfermedad de Vladimir Putin, para encontrar una solución con su sustitución/desaparición del problema, dando así la victoria a la OTAN con una Ucrania devastada.