Historia de Europa

¿Por qué los bebés de la Antigua Roma tenían móviles fálicos en sus cunas?

La lengua de signos es un sistema de expresión gestual que permite a las personas sordas comunicarse entre sí o con cualquier persona que las conozca. Eso sí, reconozco que, dadas mis limitaciones a la hora de expresarme en idiomas distintos a mi lengua materna, he tenido que recurrir a esta forma de comunicación en algunos de mis viajes. Lógicamente, no al sistema de signos oficial, que no lo sé, sino al sistema "vulgar" reconocido en casi todas partes del mundo... incluso en la antigua Roma.

Creo que casi todos en algún momento hemos estirado el dedo medio de la mano y mantenido presionado el resto, recreando una figura que representa el pene y los testículos (lo que llamamos "un peine"). En Roma, con este gesto, realizado con el digitus impudicus o digitus infamis (dedo inmodesto u obsceno), podíamos significar "Que te jodan..." (lo mismo que hoy), pero también tenía una connotación mágica o espiritual:el falo es un símbolo protector contra el mal de ojo (Plinio el Viejo llamaba medicus invidiae , remedio contra la envidia) y trae buena fortuna y prosperidad. De hecho, era común que los niños portaran amuletos fálicos (fascina ) colgado alrededor del cuello o que los bebés tenían un tintinnabulum fálico en la cuna.

¿Por qué los bebés de la Antigua Roma tenían móviles fálicos en sus cunas?

Tintinabulum fálico

El tintinábulo También se podría colocar en el umbral de la puerta y los falos podrían pintarse o grabarse directamente en las paredes de la casa para proteger el hogar. Vale sí, es cierto que en Pompeya también hay grabados en las paredes y en el suelo que indican la dirección de los burdeles.

¿Por qué los bebés de la Antigua Roma tenían móviles fálicos en sus cunas?

Existen varias referencias en los Epigramas del poeta bilbilitano Marcial (Siglo I).

Ríete, Sextilo, de quien te haya llamado maricón y levanta el dedo corazón.

Muestra su dedo, pero el obsceno, a Alconte, a Dasio y a Símaco.

En el siglo VII también fue recogida por San Isidoro de Sevilla en su obra Etimologías cuando habla del nombre de los dedos…

Tertius impudicus, quod plerumque per eum probri insectatio exprimitur. (El tercero, descarado, porque con él suelen expresarse alguna burla infame).

También es curiosa la descripción que hace del dedo anular y meñique:

Quartus anularis, eo quod in ipso anulus geritur. […] Quintus auricularis, pro eo quod eo autem scalpimus. (El cuarto, dedo anular, porque lleva puesto el anillo. [...] El quinto, auricular, porque con él nos rascamos las orejas).

Según el santo, el anillo se coloca en el cuarto dedo de la mano (anular) porque en él hay una vena que lleva la sangre al corazón... Y hasta el día de hoy.


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