El novelista inglés William Somerset Maugham solía decir…
El valor del dinero es que con él podemos mandar a cualquiera al infierno. Es el sexto sentido el que te permite disfrutar de los otros cinco.
Y así debió pensar Inocencio VIII cuando aceptó recibir dinero de los infieles...
En 1481 murió el sultán otomano Mehmed II y, como era normal por aquellos lares, sus hijos Bayezid. y Djem se disputaron el trono de la Puerta Sublime . Djem fue derrotado y huyó a la isla de Rodas donde se encontraban los caballeros de la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. se había asentado. cuando fueron expulsados de San Juan de Acre y Chipre. Pierre d'Aubusson , Gran Maestre de la Orden, acordó con Bayezid II que recibirían un pago anual de 40.000 ducados si mantenía a Djem alejado de sus dominios.
Los Caballeros defendiendo San Juan de Acre en 1291.
Pierre decidió despedirlo y lo envió a Francia donde fue confinado en una prisión con todos los privilegios. Aunque estaba bajo la protección de la Orden, muchos reyes comenzaron a interesarse por el rehén como medio para desestabilizar el Imperio Otomano. Pierre D'Aubusson decidió aprovechar el preciado tesoro y, para mantenerlo fuera del alcance de sus depredadores, ofreció todo el lote (Djem y los 40.000 ducados anuales) al Papa Inocencio VIII. … por el pequeño precio de convertirlo en cardenal. Es dinero, venga de donde venga. Dicho y hecho.
Bayezid II
El Papa recibió una buena suma y Djem estuvo todavía en otra prisión de lujo... hasta que subió al trono de San Pedro Papa Alejandro VI . Intentó utilizar ese valioso rehén para eliminar a uno de sus peores enemigos:el rey de Francia Carlos VIII . Hizo creer a Bayezid II que el rey francés había enviado un ejército a Roma para liberar a su hermano y disputarle el trono -A Carlos VIII no le importaba Djem, sólo quería deponer al Papa-. Bayezid II no quiso tener más problemas con su hermano y ofreció al Papa 300.000 ducados si lo mataba. Cuando el Papa ya estaba haciendo cuentas de todo lo que podía hacer con ese dinero, Carlos VIII tomó Roma y se llevó consigo a Djem. Meses después lo encontraron muerto y el negocio se acabó para todos.
Fuente:«De lo humano y lo divino«