Cada vez que desde España, por un motivo u otro, se plantea la cuestión de la soberanía sobre Gibraltar, desde el otro lado del Estrecho, como producido por un eco, llegan las reclamaciones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. Independientemente de a quién deban o deban pertenecer hoy no voy a entrar en ese tema porque no me concierne, hoy voy a intentar explicar por qué no se pueden meter en el mismo bolso.
Gribaltar
En 1700, tras la muerte de Carlos II sin descendencia, las potencias europeas se disputaron el trono español, pues aunque España ya no era el imperio que había sido, seguía siendo una potencia. Por un lado, Felipe de Anjou (Casa de los Borbones) –con el apoyo de Francia– y por otro, el Archiduque Carlos (Casa de los Austrias, rama española de los Austrias, a la que pertenecía el rey fallecido) –con la coalición formada por Austria, Inglaterra, Holanda, Saboya, Prusia y Portugal. En 1701 se inició la Guerra de Sucesión, una guerra europea con tintes de guerra civil, ya que Castilla apoyó a los Borbones y Aragón apoyó al Archiduque Carlos.
En este contexto, el 3 de agosto de 1704, una flota angloholandesa al mando del almirante Rooke apareció ante Gibraltar. Esta flota no viene en nombre de Inglaterra, sino del archiduque Carlos, uno de los pretendientes al trono. Ante una importante fuerza naval -unos 900 cañones amenazando desde el mar-, las defensas de Gibraltar, al mando del sargento mayor Diego Salinas, contaban con 80 soldados, un centenar de milicianos y 120 cañones, de los cuales un tercio eran inútiles. Los ingleses instaron a la rendición en nombre del Archiduque. Sin embargo, como la mayor parte de España, incluido Gibraltar, ya había rendido lealtad a Felipe de Anjou, la fortaleza decidió resistir. La flota angloholandesa bombardeó a fondo el peñón y no les quedó más remedio que rendirse. El matiz importante es que Salinas no se rindió a los ingleses, sino al archiduque Carlos. Pero es entonces cuando los ingleses hacen algo que, en mi país, se llama acto de piratería:el almirante Rooke, desobedeciendo las órdenes de su superior al mando, el alemán Jorge Hesse Darmstadt, tomó la roca en nombre de la reina Ana de Inglaterra.
El último de Gibraltar (Augusto Ferrer-Dalmau)
En 1713 se firmó la Paz de Utrecht en la que se reconocía a Felipe de Anjou (Felipe V) rey de España y de Indias. Para este reconocimiento por parte de los aliados, Felipe V tuvo que renunciar a sus derechos al trono de Francia y ceder soberanía sobre Nápoles, Flandes, Cerdeña y Sicilia. Inglaterra, siempre dispuesta a sacar tajada, obtuvo Menorca, el monopolio durante treinta años del comercio de esclavos con los territorios españoles en América y, gracias a su política de hechos consumados, Gibraltar. Menorca se recuperó en 1782 cuando una flota franco-española derrotó a los ingleses, durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos… y Gibraltar sigue allí más de tres siglos después.
Ceuta y Melilla.
Desde el punto de vista marroquí, basan sus reivindicaciones en cuestiones geográficas, ya que ambas ciudades están rodeadas de territorio marroquí, pero nunca en razones históricas y de soberanía, en las que no tienen nada que rascar. Básicamente porque Ceuta es española desde 1581, Melilla desde 1497 y el reino de Marruecos, como tal, se independizó de Francia en 1956. Siendo generosos y asimilando el reino de Marruecos a la dinastía alauita, que sigue gobernando hoy en día, iríamos hasta 1659, cuando los alauitas ocuparon Marrakech y establecieron el sultanato alauita. Por tanto, Ceuta y Melilla nunca, y digo nunca, pertenecieron a Marruecos.
¿Qué tendría que hacer Marruecos para poder basar sus reivindicaciones en razones históricas o de soberanía?
En el caso de Melilla, Marruecos tendría que convertirse en heredero de los imperios almorávide, almohade y benimerí -los imperios que dominaron el Magreb entre los siglos XI y XIII- y, de esta manera, podría incluso reclamar todo el Magreb y gran parte de la Península Ibérica (Al-Andalus).
Con Ceuta habría que remontarse más atrás, por ejemplo a la época de las tribus bereberes norteafricanas que vivían diseminadas por el norte de África, pues desde el siglo X Ceuta estaba bajo soberanía del Califato de Córdoba, en el XI pasó a formar parte de la taifa de Málaga, en el XIII a la de Murcia, desde el XIV perteneció al reino nazarí de Granada y desde 1415 a Portugal. Y desde 1581 a España cuando bajo la cabeza de Felipe II se unieron las coronas de España y Portugal. Por cierto, a Ceuta se le concedió el título honorífico de “Siempre Noble y Leal ”porque en 1640, cuando los reinos de España y Portugal se separaron, los ceutís decidieron permanecer bajo la soberanía de la corona española.
Sé que es una explicación rápida y breve, pero creo que sirve para hacernos una idea de que las reivindicaciones de Marruecos están sujetas con alfileres, si las comparamos con Gibraltar, ya que Ceuta y Melilla nunca, y quiero decir nunca, sido parte de Marruecos.
Por cierto, ¿sabes cuál fue el momento de la historia en el que España estuvo más cerca de perder Ceuta y Melilla? Pues bien, en 1801. Debido a la escasez de las cosechas y como se había hecho anteriormente, el gobierno español inició los trámites para comprar trigo al sultanato alauita. Ante la negativa del sultán Solimán, Godoy, favorito del rey Carlos IV, ordenó al embajador español ofrecer Ceuta y Melilla como moneda para el codiciado trigo. El sultán, que quería ser recordado por haber tomado por la fuerza Ceuta y Melilla, se negó... y hasta el día de hoy.