Historia de Europa

El duque de Windsor y los nazis

Una de las preguntas que siempre surge cuando un rey abdica de su trono es el problema de la sombra que su presencia y actividades pueden suponer para el nuevo monarca y para el país. Quizás uno de los ejemplos más claros del dolor de cabeza que puede provocar una abdicación sea el caso del rey británico Eduardo VIII.

No nos vamos a centrar en este artículo en la conocida historia de su romance con la divorciada estadounidense Wallis Simpson y cómo la negativa de los británicos a aceptarla como reina provocó Eduardo abdicó el 11 de diciembre de 1936 y su hermano Jorge (el del ya famoso "discurso del Rey"), subió al trono. Desde esta perspectiva, la actitud de Eduardo hacia la Alemania nazi durante el período de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial siempre ha generado controversia.

El duque de Windsor y los nazis Para entender la situación, hay que ponerse en la piel de un miembro de la realeza de la época ( recordemos que aún no se conocían las mayores barbaridades de los nazis). Para un monarca europeo de principios del siglo XX que había visto al zar ruso y a toda su familia ejecutados por los bolcheviques, los nazis eran una fuerza de contención que podía impedir la expansión del comunismo en Europa y el riesgo que dicha expansión podría suponer para su corona e incluso por su vida.

Tras abdicar del trono británico, Eduardo se convirtió en un serio problema para la diplomacia y especialmente para los servicios secretos de su país. Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el duque de Windsor visitó Alemania donde fue objeto de atención del Ministerio de Propaganda de Goebbels, que no perdió ocasión para inmortalizar los coqueteos del ex rey con los líderes nazis. Una vez estallada la disputa, la presencia de los duques de Windsor en la Francia de Vichy y en la España franquista, y su actitud aparentemente desenfadada, se convirtió en un constante dolor de cabeza para el gobierno británico, que finalmente decidió nombrar a Eduardo Gobernador de las Bahamas, distanciándose así de lo alejó del conflicto y de los rumores de simpatía hacia los nazis que comenzaron a difundirse. El duque de Windsor y los nazis

Tras la Segunda Guerra Mundial, los duques de Windsor dejaron de ser un problema de Estado para convertirse en un mero inconveniente en cuestiones de etiqueta para la monarquía británica. Sin embargo, a día de hoy en su país siguen sin perdonar a Eduardo su actitud durante el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial, como se puede comprobar en este reciente y demoledor documental de la BBC, titulado Eduardo VIII, El Rey Nazi.

Algunos van incluso más allá:el historiador inglés Martin Allen en su libro El Rey Traidor, sostiene que durante su inspección de las defensas francesas Eduardo actuó como espía de los nazis y les proporcionó información fundamental sobre los sistemas defensivos de la Línea Maginot; Debo decir que, en mi opinión, los argumentos y pruebas que llevan a Allen a sustentar esta acusación no son nada concluyentes.

Lo que nos muestra la historia de Eduardo VIII es que cuando el ascenso de un monarca al trono no se debe a la muerte de su predecesor sino a su abdicación, la actitud del monarca que ha renunciado a su corona puede plantear un grave problema. por su sucesor y por su país.