Introducción
Las mujeres reales de la Edad Media son un fascinante objeto de estudio. No sólo por el injusto olvido al que a veces han sido sometidas, sino también porque los acontecimientos de su vida suelen representar un panorama mucho más rico que el de los hombres de la misma época. Un rey medieval suele ser rey de Aragón o de Castilla, hijo de otro rey de Aragón y de Castilla y padre, a su vez, de un rey de Aragón o de Castilla. Las mujeres, por el papel que desempeñaron como moneda de cambio de los caprichosos juegos de alianzas de la época, ofrecen un abanico mucho más amplio de referencias a distintos ámbitos y vaivenes políticos entre su familia paterna y materna, la de sus maridos y la de sus hijos. sus hijos e hijas.
Toda Aznárez es uno de los principales ejemplos de mujer medieval con vínculos familiares con distintos reinos y condados de su época. En su caso, además, sus vínculos no se limitaron a los dominios de la zona cristiana de la Península, sino que también se extendieron al emirato, primero, y al califato, después, de Córdoba. Y esa relación familiar con al-Andalus no fue sólo anecdótica, sino que tuvo una enorme importancia en la historia peninsular. Esto se debió al papel de Toda como elemento político clave de su época.
En el siglo XIX, la reina Victoria siguió una activa política de alianzas matrimoniales que hizo que en las décadas siguientes prácticamente todas las cabezas coronadas en Europa fueran descendientes de la reina británica y que ella Era conocida como "la abuela de Europa". El caso de Toda Aznárez puede considerarse comparable al de Victoria en lo que respecta a los reinos, condados y señoríos de la Edad Media peninsular.
1.- Origen de Toda Aznárez y vinculación con al-Andalus
La madre de Toda era una de las hijas del rey de Pamplona, Fortún Garcés, de nombre Onneca Fortúnez. Padre e hija fueron capturados por los musulmanes en el año 860 y llevados a Córdoba donde permanecieron hasta aproximadamente el año 880. Durante su cautiverio, Fortún continuó ostentando nominalmente el título de Rey de Pamplona, pero el gobierno efectivo se ejerció en su ausencia del Conde García Jiménez.
Esto acabó provocando un cambio dinástico en el reino de Pamplona, pues aunque tras su regreso Fortún Garcés (de la dinastía Arista) volvió al trono, los hijos de García Jiménez , primero Íñigo Garcés y luego su hermano Sancho Garcés, siguió siendo una fuerza poderosa en el reino. Esto fue así hasta tal punto que en el año 905 Fortún Garcés acabó renunciando a la corona en favor de Sancho Garcés I, primer rey de la dinastía Jimena. Esta dimisión se llevó a cabo sin violencia, quizás por la edad de Fortún (tenía ya ochenta años), que se retiró al monasterio de Leyre hasta su muerte. A esta transición pacífica contribuyó el hecho de que la toma del poder del nuevo rey contó con el apoyo del rey Alfonso III de Asturias y de los condes de Aragón y del Pallars y Ribagorza.
En cuanto a la hija de Fortún Garcés, Onneca, durante su cautiverio en Córdoba se casó con el emir Abdalá I, con quien tuvo un hijo llamado Mahoma. Posteriormente regresó a Pamplona con su padre y allí se casó con un noble llamado Aznar Sánchez, de quien nació nuestra protagonista. Por tanto, Toda tenía en Córdoba un medio hermano musulmán que era hijo del emir, llamado Mahoma. No heredó el título de su padre, pero quien sí lo hizo fue su propio hijo:Abderramán III, el hombre que convirtió Córdoba en un califato. Es decir, el poderoso primer Califa de Córdoba era sobrino de Toda Aznárez.
Para completar el cuadro de las complejas relaciones de la familia materna de Toda, no podemos dejar de hacer referencia a su vinculación con la importante familia musulmana de origen visigodo, los Banu Qasi, asentada en el Zona de Zaragoza. De esa familia era esposa de Fortún Garcés y madre de Onecca, nieta de Musa ibn Musa, quien en su tiempo fue conocido como "el tercer rey de España", debido a su poderosa posición entre los dominios cristianos y el, entonces , decadente emirato de Córdoba.
Sentadas las bases de los vínculos familiares de los antepasados de Toda Aznárez, llega el momento de abordar los vínculos que ella estableció por su matrimonio y por su descendencia.
2.- Matrimonio e hijos de Toda Aznárez:la telaraña de las alianzas familiares en la Península
Los cambios de dinastía fueron momentos delicados en los reinos de la Edad Media, que a menudo implicaron enfrentamientos violentos entre los nuevos monarcas y los miembros supervivientes de las familias desalojadas del poder. En ocasiones, este problema se solucionaba concertando el matrimonio del nuevo rey o de sus hijos con una de las mujeres pertenecientes a la dinastía saliente. De esta forma, el descendiente de esa unión portaría la sangre de ambas familias y las dudas sobre la legitimidad de la dinastía reinante se disiparían.
2.1.- El matrimonio de Toda :Ya hemos comentado que el cambio de la dinastía Arista a la dinastía Jimena en Pamplona en el siglo X se llevó a cabo de forma pacífica y con el apoyo de los reinos y condados vecinos. Pero cuando llegó el momento de buscar esposa para Sancho Garcés I (su primera esposa, la aragonesa Urraca Galíndez, había muerto o había sido repudiada) una candidata ideal, por la nobleza de su sangre y su pertenencia a la familia Arista, era Toda. Aznárez, que se convirtió así en reina consorte de Pamplona.
2.2.- Descendencia Del matrimonio entre ambos nació un hijo, García Sánchez I, que heredó el trono en el año 925 al morir su padre y que gobernó hasta su muerte en el año 970. También tuvieron cuatro hijas, Sancha, Urraca, Velasquita y Onneka. En la Península en aquella época el dominio cristiano más poderoso junto al de Pamplona era el Reino de León. A diferencia de Pamplona, que en los sesenta y cinco años posteriores al ascenso al trono de la dinastía Jimena sólo tuvo dos reyes, en León en el mismo periodo hubo hasta diez monarcas. No era de extrañar, pues, que las hijas de los reyes de Pamplona estuvieran destinadas a casarse con sucesivos reyes de León. Toda jugó un papel importante en el diseño de este juego de alianzas conyugales de sus descendientes en beneficio del reino de Pamplona.
2.3.- Vínculos de las hijas de Toda con los reyes de León :Sancha casó con Ordoño II (Rey de León entre 914 y 924). Ordoño había estado casado dos veces antes y tenía varios hijos. Dos de ellos se casaron a su vez con hijas de Toda Aznárez:Onneca se casó con Alfonso IV (926-931), que sucedió a Ordoño II tras un periodo de luchas por el trono. Onneca murió en el año 930 y su marido decidió primero retirarse (según algunas fuentes por el dolor que sentía por la muerte de su esposa) y hacerse monje. Cuando en el año 931 se arrepintió e intentó recuperar el trono, éste había sido heredado por su hermano Ramiro II, quien capturó y mandó cegar a su hermano Alfonso.
Ramiro II ya estaba casado pero, posiblemente con la intervención de Toda Aznárez, repudió a su esposa y, como su padre y su hermano, se casó con otra de las hijas de los reyes de Pamplona. , Urraca, que se convirtió así en reina de León junto con Ramiro II (931-951). Toda Aznárez fue así madre de tres reinas de León y, como consecuencia de su descendencia, abuela de otros dos monarcas leoneses (Sancho I y Ordoño IV) que se disputaron el trono con una importante participación de su abuela Toda.>
2.4.- Matrimonios para aliarse con condados vecinos :Cuarta hija de Toda, Velasquita, tras un matrimonio fallido con el conde vizcaíno Munio Vela, tras su muerte quedó comprometida y se casó con un hermano del conde de Ribagorza, otro de los condados vecinos.
Pero el juego de alianzas matrimoniales para sus hijas urdido por Toda Aznárez no acabó aquí. Sancha, que había enviudado de Ordoño II, era aún joven y una excelente pareja para los nobles de la zona. Fue entregada así en matrimonio al conde del importante condado de Álava, perteneciente al reino de León pero fronterizo con Pamplona, Álvaro Herraméliz. Y cuando murió, alrededor del año 930, todavía pudo encontrar una pareja aún mejor para Sancha; ni más ni menos que el jefe del pujante condado de Castilla, Fernán González. Para él, la unión también era muy conveniente, ya que le hacía cuñado de su señor, el rey de León, Ramiro II, forjó una alianza con el vecino reino de Pamplona y, no menos importante, estaba emparentado con la viuda del condado de Álava. Esto facilitó que Ramiro le concediera el título de Conde de Álava, que unió al que ya ostentaba como Conde de Castilla. Fernán González se convirtió así en un personaje muy poderoso dentro del reino de León, pero (contrariamente a la leyenda) ni durante su mandato ni después el condado de Castilla se independizó del Reino de León.
2.5.- Vínculos familiares con Córdoba :mientras tanto, en al-Andalus, el sobrino de Toda, Abderramán III, se proclamó califa en el año 929 y emprendió una tarea de gobierno que no sólo le llevaría a dominar toda la España musulmana, sino que también le convertiría en árbitro de las disputas entre los contendientes por dominar los reinos cristianos, papel en el que Toda volvió a tener un papel muy destacado debido a su relación familiar con el califa.
Aún le quedaban más alianzas matrimoniales que forjar para la reina Toda, pero para eso hubo que esperar a que uno de sus nietos creciera y, mientras tanto, nuestra protagonista tenía un papel activo que desempeñar en su reino y en los dominios vecinos.
3.- Regente de Pamplona:pactos con el califato
Cuando su marido Sancho Garcés I murió en el año 925, el hijo de Toda y sucesor de su padre, García Sánchez I era sólo un niño, lo que hacía necesario que una figura ostentara el poder en su nombre. Inicialmente, Toda estuvo acompañada en el gobierno por el tutor de su hijo, llamado Jimeno. Cuando murió en 931, Toda comenzó a ejercer el poder directamente en nombre de su hijo menor. Y poco después quedaría patente la importancia de Toda Aznárez en el complicado panorama político peninsular del siglo X.
Abderramán llevó a cabo un ataque contra el norte cristiano de la península en el año 934 que se inició con una campaña sistemática de saqueo y destrucción por todos los condados castellanos antes de dirigirse al Reino de Pamplona. . Allí, su tía la regente Toda, en nombre de su hijo, García Sánchez, y para salvar su herencia, reconoció a Abderramán como señor, declarando "su completa sumisión y su desprecio hacia los demás reyes cristianos, aliados, parientes, etc., para que dejaran de ayudarlos y dañar a los musulmanes, abriendo sus caminos y ayudando a los kadis de la frontera contra todos los insurgentes.”
Este pacto no duraría mucho, pues en el año 937, en el que Abderramán conquistó Zaragoza sofocando una rebelión local, el califa envió una exitosa expedición punitiva contra Pamplona, entiéndelo La reina Toda había roto su compromiso de no alzarse contra el califato, ayudando a los rebeldes de Zaragoza.
4.- Alianzas cristianas:la batalla de Simancas
En el año 939 el califa llamó a sus súbditos a la guerra santa y partió de su capital el 29 de junio de 939. Un enorme ejército musulmán se dirigió hacia León, pero se detuvo en su camino. ante la fortaleza de Simancas, lo que sería un riesgo militar dejar atrás sin conquistar. Consciente de la importancia de esta campaña, el propio Ramiro II esperaba al enemigo en Simancas, junto a sus súbditos Fernán González y el conde de Monzón, Asur Fernández, entre otros notables. Para los efectos que aquí nos interesan, entre esos magnates se encontraba su aliado García Sánchez I de Pamplona, que ya era mayor de edad.
Tras varios días de batalla con resultados inciertos y sin poder doblegar a los cristianos a pesar de su superioridad numérica, el ejército musulmán comenzó la retirada hacia el Duero, siendo acosado en la retirada por los leoneses y sufriendo, ahora, una dura derrota, además de la deserción de algunos de los jefes de sus fuerzas fronterizas. La fuerza andaluza (unos ochenta mil hombres) fue aniquilada en el barranco de Alhándega. El propio califa estuvo a punto de ser capturado.
Los Primeros Anales Castellanos (escrito casi inmediatamente después de la batalla, en el año 940) narran lo sucedido de la siguiente manera:«allí los ismaelitas fueron esparcidos, muertos y despojados. Los adoradores de Cristo se alegraron, regresaron a sus casas con rico botín y Gallecia, Castilla, Álava y Pamplona se enriquecieron con sus despojos.”
Algunas crónicas posteriores, probablemente más interesadas en la leyenda épica que en la exactitud histórica, incluso señalaron que la propia Toda estuvo presente en la batalla. Y no sólo eso, sino que lo hizo entablando combate con su espada. Esto hizo que en las décadas siguientes se hablara en Europa de una reina guerrera peninsular, llamada Tuta, que era una especie de Boudica, la reina guerrera británica que luchó contra la dominación romana de su isla.
La batalla de Simancas, por la importancia de su resultado en la supervivencia y consolidación del Reino de León y por la alianza de fuerzas cristianas que lucharon en ella (todos los condados y futuros reinos derivados del de León, entre ellos los castellanos de Fernán González y una fuerza navarra), puede compararse en su trascendencia con la que tuvo lugar casi tres siglos después en Las Navas de Tolosa.
En cuanto a Toda, aún le quedaba mucho por cortar en la historia de la Edad Media peninsular. Y a ello dedicaremos el segundo post de esta serie.
Mujeres en la Historia. Toda Aznárez, la reina casamentera.
Condado de Castilla. Toda Aznárez, esposa de Sancho I Garcés de Pamplona.
Imagen| Wikimedia Commons
Árboles genealógicos elaborados por Ventura Contenidos para el libro De Covadonga a Tamarón.