La batalla del río Areios (hoy Hari) en 209 o 208 a.C. Fue un conflicto catalizador entre el reino de los seléucidas y el de Bactria. El rey seléucida Antíoco III el llamado Grande, intentando recuperar las provincias orientales del estado fundado por su antepasado Seleuco, invadió los territorios del reino helenístico de Bactria controlado por Eutidemo.
Antíoco había lanzado una campaña para recuperar las provincias que habían sido aisladas del estado seléucida durante el reinado de su predecesor y en el 209 a.C. Llegó a Bactria. Eutidemo gobernó allí.
El ejército de Antíoco marchaba en la zona del río Arrio cuando el rey seléucida fue informado de que Eutidemo, al frente de una fuerza de sólo 10.000 jinetes, se encontraba cerca. Antíoco también fue informado de que los grecobactrianos vigilaban el cruce del río durante el día, pero la mayoría de ellos se retiraban por la noche a un pueblo cercano, a unos 4 km de distancia.
Entonces decidió aprovechar la oscuridad para cruzar el río con su ejército. Pero Eutidemo también estaba observando los movimientos de su oponente y por eso se desplazó con todos sus hombres hasta el cruce del río por donde pasarían los seléucidas y los atacó al amanecer.
Se produjo la confusión, pero Antíoco reunió alrededor de 2.000 miembros de su caballería de élite atrincherada y cargó contra sus oponentes a pesar de una fuerza superada en número 1:5. El propio Antíoco luchó heroicamente dando ejemplo a sus hombres que lo imitaban.
Las pérdidas en ambos bandos fueron muy cuantiosas. Antíoco logró derrotar a la vanguardia de Eutidemo, pero cuando otras dos unidades de caballería enemiga atacaron a sus hombres en los flancos se encontró en una posición extremadamente difícil. Sin embargo, se salvó gracias al general de Panaitolos que, al frente de un cuerpo de peltastas, se abalanzó repentinamente sobre los enemigos y los detuvo.
Al mismo tiempo Antíoco reorganizó a sus jinetes supervivientes y logró retirarse a la orilla opuesta del río, junto con los prisioneros que había capturado, aunque su caballo murió y él mismo resultó herido.
Pero Eutidemo, viendo el gran deterioro de su poder, decidió retirarse a su capital, Bactra. Las pérdidas de caballería fueron cuantiosas. Antíoco perdió aproximadamente la mitad, o tal vez incluso más, de sus jinetes, mientras que Eutidemo perdió entre 2 y 2500 de sus hombres.
Antíoco aprovechó su victoria y avanzó hacia Bactra, sitiando la ciudad durante tres años completos. Euptidemo finalmente se rindió reconociendo, por ejemplo, la soberanía seléucida y presentando a Antíoco elefantes de guerra. El acuerdo se selló con el matrimonio de la hija de Antíoco con Demetrio, el hijo de Eutidemo.