Industrialización: Stalin implementó una rápida industrialización para transformar a la Unión Soviética de una sociedad agraria a una superpotencia industrial. Promulgó los Planes Quinquenales, impulsando un rápido crecimiento económico y una industrialización pesada, sin importar el costo humano o el impacto ambiental.
Colectivización: Stalin creía que colectivizar la agricultura era esencial para la transformación de la Unión Soviética. Colectivizó por la fuerza las granjas campesinas en grandes colectivos administrados por el estado, eliminando la propiedad privada y provocando hambrunas y resistencia generalizadas.
Culto a la personalidad: Stalin cultivó un culto a la personalidad, presentándose a sí mismo como un líder infalible y manipulando los medios y la propaganda para mantener el control e inspirar lealtad.
Control y Represión: Stalin utilizó el terror de Estado y la represión política para mantener su control del poder. Purgó a sus enemigos políticos, eliminó a intelectuales y artistas disidentes y llevó a cabo detenciones, ejecuciones y encarcelamientos masivos a través de la policía secreta (NKVD).
Militarización y expansión imperial: Stalin dio prioridad al ejército y fortaleció las fuerzas armadas de la Unión Soviética. Creía en un ejército fuerte como medio para asegurar el estado y aplicar políticas expansionistas.
Ortodoxia ideológica: Stalin impuso una estricta adhesión a la ideología marxista-leninista, suprimiendo cualquier desviación o interpretación que desafiara su autoridad o la línea oficial del partido.
Aislacionismo y expansión internacional: Stalin aplicó políticas de relativo aislamiento de Occidente, centrándose en el desarrollo interno y la construcción de una economía autosuficiente. Sin embargo, también buscó expandir la influencia soviética en Europa del Este y más allá, lo que resultó en la formación del Bloque del Este y crecientes tensiones con las potencias occidentales.
Toma de decisiones centralizada: Stalin concentró el poder de toma de decisiones en sus manos y en el Politburó, controlando aspectos clave del Estado, la economía y las políticas culturales.
Culto a la victoria: Tras la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, Stalin promovió el culto a la victoria y la glorificación del Ejército Rojo, solidificando su imagen como el líder heroico que había llevado a la nación al triunfo.