1. Inestabilidad del liderazgo: Las luchas internas por el poder y las crisis de sucesión dentro de la corte bizantina llevaron a frecuentes cambios en el liderazgo, lo que muchas veces resultó en emperadores incompetentes o débiles que no pudieron responder eficazmente a los desafíos externos y las amenazas militares.
2. Corrupción administrativa y burocracia: La administración bizantina se volvió ineficiente debido a la corrupción y el favoritismo generalizados. Esto significó que el imperio no podía recaudar ni gestionar eficazmente recursos financieros, mantener estrategias militares adecuadas ni abordar las necesidades de sus ciudadanos.
3. Rebeliones y Guerras Civiles: La falta de estabilidad y de una gobernanza eficaz provocó numerosas rebeliones y guerras civiles. Estos conflictos agotaron los recursos del imperio, crearon divisiones internas y debilitaron su capacidad para defender sus territorios.
4. Invasiones y Pérdida de Territorios: La inestabilidad política dificultó que el Imperio Bizantino respondiera eficazmente a las invasiones externas y las presiones militares de potencias vecinas como los turcos selyúcidas, los normandos y, más tarde, los turcos otomanos. A medida que el imperio perdió territorio, su influencia y poder disminuyeron, lo que contribuyó aún más a la inestabilidad interna.
5. Disminución de las capacidades militares: La agitación interna, la falta de fondos y recursos y la corrupción dentro del ejército llevaron a una disminución de la capacidad del Imperio para defenderse. Esto permitió que el imperio se volviera cada vez más vulnerable a las amenazas externas.
6. Luchas de poder y faccionalismo: Las divisiones políticas y las luchas de poder a menudo dividieron a la élite y la aristocracia bizantinas. En lugar de trabajar juntas en beneficio del imperio, las facciones se involucraron en conflictos internos, obstaculizando los esfuerzos del emperador por mantener el orden y el control.
Estos factores de agitación política crearon un círculo vicioso que debilitó al Imperio Bizantino, haciéndolo más susceptible al declive militar, económico y cultural hasta que finalmente cayó en manos de los turcos otomanos en 1453.