Al mismo tiempo, es importante reconocer que el IRA fue responsable de sus propios actos de violencia y abusos contra los derechos humanos. El uso de la violencia por parte del grupo, incluidos bombardeos y asesinatos, provocó la muerte de civiles inocentes e hizo que la situación en Irlanda del Norte fuera aún más compleja y difícil de resolver.
Es comprensible sentir empatía por el deseo del pueblo irlandés de obtener independencia y autodeterminación, pero es importante reconocer la complejidad de la situación y la necesidad de soluciones pacíficas a los conflictos. La violencia y los abusos contra los derechos humanos nunca son la respuesta y sólo sirven para perpetuar el sufrimiento y afianzar aún más las divisiones.
Podría resultar útil centrarse en apoyar los esfuerzos pacíficos para lograr la justicia y la reconciliación, como los promovidos por el Acuerdo del Viernes Santo, cuyo objetivo era poner fin a la violencia en Irlanda del Norte y crear una sociedad más inclusiva.