Historia de Europa

¿Cómo afectó la reforma progresiva al funcionamiento y la estructura del gobierno de la ciudad?

La Era Progresista, aproximadamente de 1890 a 1920, fue una época de importantes reformas y cambios en las esferas política, económica y social. En lo que respecta al gobierno de la ciudad, el movimiento progresista tuvo un profundo impacto en su funcionamiento y estructura, lo que llevó a varias reformas destinadas a mejorar la eficiencia, la transparencia y la capacidad de respuesta de los gobiernos de las ciudades a las necesidades de sus residentes. Así es como la reforma progresiva influyó en el funcionamiento y la estructura del gobierno de la ciudad:

Gobierno de la Comisión :

Una de las reformas clave introducidas durante la Era Progresista fue la adopción del modelo de gobierno de comisión. Bajo este sistema, la estructura tradicional de un alcalde y un concejo municipal separado fue reemplazada por un pequeño cuerpo de comisionados electos, cada uno de los cuales encabezaba un departamento o función específica del gobierno de la ciudad. Esto tenía como objetivo mejorar la coordinación y la rendición de cuentas de los servicios de la ciudad y reducir la influencia de las máquinas políticas que a menudo habían controlado la política de la ciudad.

Plan del administrador de la ciudad :

Otra reforma importante durante este tiempo fue la implementación del plan de gestión de la ciudad. Este plan introdujo el papel de un administrador municipal profesional que fue designado por el ayuntamiento para manejar las operaciones diarias del gobierno de la ciudad. El administrador de la ciudad contrataría y supervisaría a los empleados de la ciudad y garantizaría la prestación eficiente y eficaz de los servicios de la ciudad, mientras que el concejo municipal electo se centraría en la formulación de políticas y la supervisión.

Estatutos de autonomía:

Los reformadores progresistas abogaron por estatutos de autonomía que otorgaran a las ciudades mayor autonomía en la gestión de sus propios asuntos. Estos estatutos permitieron a las ciudades redactar y adoptar sus propias constituciones, independientemente de las leyes estatales, lo que les dio más flexibilidad para abordar las necesidades e inquietudes locales. Esta descentralización del poder permitió a las ciudades responder más rápidamente a las demandas cambiantes de sus residentes.

Reforma de la función pública :

Los reformadores progresistas también presionaron por una reforma del servicio civil para eliminar el clientelismo y la corrupción en el sector público. Introdujeron prácticas de contratación basadas en el mérito y estándares profesionales en los puestos del gobierno municipal para garantizar que los nombramientos y ascensos se basaran en calificaciones y competencias y no en conexiones políticas. Esta reforma tenía como objetivo mejorar la eficiencia, eficacia e imparcialidad de los servicios de la ciudad.

Planificación y Zonificación Municipal :

Los reformadores progresistas reconocieron la necesidad de planificación y zonificación para abordar el crecimiento urbano y mejorar las condiciones de vida. Establecieron comisiones de planificación y leyes de zonificación para controlar el desarrollo y la distribución de las ciudades. Esto ayudó a crear entornos urbanos más organizados y habitables al promover un crecimiento ordenado, regular el uso de la tierra y preservar los espacios abiertos.

Transparencia y participación pública:

Los reformadores progresistas enfatizaron la participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno de la ciudad. Introdujeron reformas como reuniones abiertas, audiencias públicas, elecciones no partidistas y mecanismos de destitución que fortalecieron la participación y la voz de los ciudadanos comunes en los procesos de toma de decisiones. Estas medidas mejoraron el acceso público a la información gubernamental y fomentaron un sistema más receptivo y democrático.

Servicios públicos municipales y propiedad pública :

Los reformadores progresistas buscaron brindar servicios esenciales directamente a los ciudadanos mediante el establecimiento de servicios públicos de propiedad municipal, como agua, gas, electricidad y transporte público. Creían que la propiedad pública podría mejorar la eficiencia, la asequibilidad y la confiabilidad de estos servicios al tiempo que promovía el bienestar social y reducía la influencia de las corporaciones privadas.

Estas reformas tenían como objetivo transformar los gobiernos municipales en instituciones más eficientes, transparentes y responsables que sirvieran mejor a los intereses de sus ciudadanos. Si bien algunos de los cambios encontraron resistencia y desafíos, la Era Progresista sentó las bases para la gobernanza urbana moderna y tuvo un impacto duradero en la estructura y operación de los gobiernos municipales en todo Estados Unidos.