Invasiones de forasteros: Los vikingos, musulmanes y magiares aprovecharon el caos en Europa para lanzar una serie de invasiones. Estas invasiones causaron destrucción generalizada y pérdida de vidas, y desestabilizaron aún más el imperio.
Decadencia económica: Las constantes guerras e invasiones perturbaron el comercio y provocaron un declive económico. Esto dificultó que la gente reconstruyera sus vidas después de las invasiones y contribuyó a la sensación general de inestabilidad e incertidumbre.
Disturbios sociales: La combinación de inestabilidad política, declive económico e invasiones provocó un malestar social generalizado. Hubo revueltas y levantamientos en todo el imperio y mucha gente perdió la fe en el gobierno y la Iglesia.
Conflictos religiosos: El Imperio carolingio era un estado cristiano, pero también había importantes minorías musulmanas y judías. Las relaciones entre estos diferentes grupos religiosos eran a menudo tensas y ocasionalmente hubo estallidos de violencia.