Disturbios sociales: La guerra también había provocado cambios profundos en la sociedad europea. El viejo orden social se estaba desmoronando y nuevas ideologías, como el comunismo y el fascismo, estaban ganando popularidad. Esto provocó un malestar social y violencia generalizados.
Instituciones políticas débiles: Muchas naciones europeas tenían instituciones políticas débiles que no pudieron hacer frente a los desafíos del período de posguerra. Esto hizo difícil para los gobiernos mantener la ley y el orden e implementar políticas para abordar los problemas económicos y sociales.
Auge del autoritarismo: En respuesta al caos y la incertidumbre del período de posguerra, muchos europeos recurrieron a líderes autoritarios que prometieron restaurar el orden y la estabilidad. Esto llevó al surgimiento de regímenes autoritarios en Italia, Alemania, España y Portugal.