Después de derrotar a Austria en la guerra austro-prusiana de 1866, Prusia obtuvo el control de varios estados alemanes y formó la Confederación de Alemania del Norte. A esto le siguió la guerra franco-prusiana de 1870-1871, en la que Prusia y sus aliados derrotaron decisivamente a Francia.
Como resultado de la victoria prusiana, los estados del sur de Alemania se unieron a la Confederación de Alemania del Norte, lo que llevó al establecimiento de un Imperio Alemán unificado el 18 de enero de 1871. El rey Guillermo I de Prusia fue proclamado emperador de Alemania y Otto von Bismarck se convirtió en el Primer Canciller del Imperio Alemán.
La unificación de Alemania bajo el liderazgo prusiano marcó un cambio significativo en el equilibrio de poder en Europa. Alteró el panorama político y condujo al surgimiento de Alemania como una potencia importante en el continente.