Por un lado, el apaciguamiento puede verse como un factor importante que contribuyó al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Al no adoptar una postura firme contra las acciones agresivas de Hitler, como la remilitarización de Renania y la anexión de Austria y Checoslovaquia, el Las potencias occidentales le permitieron ganar fuerza y confianza. Esto finalmente animó a Hitler a lanzar una invasión a gran escala de Polonia en septiembre de 1939, lo que provocó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, también es importante reconocer el papel de las propias acciones de Hitler en provocar la guerra. Hitler era un dictador despiadado que estaba decidido a expandir el territorio de Alemania y establecer un nuevo orden mundial. Su agresiva política exterior, sus ambiciones expansionistas y su desprecio por el derecho y los tratados internacionales fueron las causas fundamentales del conflicto. Estaba dispuesto a utilizar la fuerza militar para lograr sus objetivos, sin importar las consecuencias.
En última instancia, tanto el apaciguamiento como las acciones de Hitler fueron factores integrales en el período previo a la Segunda Guerra Mundial. El apaciguamiento puede haber brindado a Hitler oportunidades para fortalecer su posición, pero fueron sus acciones agresivas y su desprecio por los derechos de otras naciones lo que finalmente condujo a la guerra.