El nacionalismo también jugó un papel en la forma en que se libró la guerra. Las potencias europeas estaban ansiosas por demostrar su fuerza militar y su compromiso con sus causas nacionales. Esto llevó a combates cada vez más brutales y destructivos, ya que cada bando intentaba superar al otro.
La guerra tuvo un profundo impacto en las potencias europeas y su sentido de identidad nacional. La guerra dejó millones de muertos y heridos y provocó destrucción y trastornos económicos generalizados. Las potencias europeas también quedaron desilusionadas por la guerra y comenzaron a cuestionar el valor del nacionalismo y el militarismo.
Después de la guerra, las potencias europeas comenzaron a alejarse del nacionalismo y adoptar un enfoque más cooperativo en las relaciones internacionales. Esto llevó a la creación de la Sociedad de Naciones, que era una organización internacional diseñada para promover la paz y la cooperación entre las naciones.