Este lema resume el deseo de Georges Clemenceau de imponer duras reparaciones a Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Clemenceau creía que Alemania era responsable de la guerra y debía ser castigada en consecuencia. También le preocupaba la amenaza económica que Alemania representaba para Francia y quería debilitar a Alemania para que no pudiera iniciar otra guerra.