Los Sudetes fueron una fuente de tensión entre Checoslovaquia y Alemania en el período de entreguerras. El Partido Alemán de los Sudetes (SdP), liderado por Konrad Henlein, abogó por una mayor autonomía y, finalmente, la secesión de los Sudetes de Checoslovaquia. El SdP recibió el apoyo de la Alemania nazi, que veía los Sudetes como parte de su Lebensraum ("espacio vital") y utilizó la cuestión para presionar a Checoslovaquia.
En 1938, la crisis de los Sudetes condujo al Acuerdo de Munich, en el que Checoslovaquia se vio obligada a ceder los Sudetes a Alemania. El Acuerdo de Munich fue ampliamente visto como un fracaso de la política de apaciguamiento hacia la Alemania nazi. La anexión de los Sudetes allanó el camino para un mayor desmembramiento de Checoslovaquia y el eventual estallido de la Segunda Guerra Mundial.