Deseo de un equilibrio de poder favorable: Gran Bretaña quería mantener un equilibrio de poder favorable en Europa para evitar que una sola potencia se volviera demasiado dominante. Excluir a Francia de las negociaciones permitiría a Gran Bretaña tener más influencia en la configuración del acuerdo de paz y garantizar que sus propios intereses estuvieran protegidos.
Cansancio de la guerra: Gran Bretaña estaba agotada por la guerra y quería ponerle fin lo antes posible. Le preocupaba que incluir a Francia en las negociaciones prolongara el proceso y hiciera más difícil llegar a un acuerdo.
Falta de confianza: Al final de la guerra había falta de confianza entre Gran Bretaña y Francia. Ambos países tenían diferentes objetivos y prioridades, y existía la preocupación de que Francia no cooperara de buena fe durante las negociaciones.