Crisis económica:
La Gran Depresión, que comenzó en 1929 con la caída del mercado de valores en Estados Unidos, creó dificultades económicas generalizadas en Europa. La crisis económica mundial provocó altos niveles de desempleo, inflación vertiginosa, pobreza e inestabilidad social. Los gobiernos lucharon por brindar socorro y asistencia a sus ciudadanos, lo que provocó una pérdida de confianza en las instituciones democráticas.
Auge del nacionalismo y el extremismo:
La crisis económica alimentó la polarización política y dio lugar a ideologías extremas. Surgieron movimientos nacionalistas y partidos de extrema derecha que capitalizaron el miedo y las frustraciones del público. Estos grupos culparon a grupos minoritarios, inmigrantes u oponentes políticos por los problemas del país y abogaron por soluciones autoritarias para restaurar el orden y la prosperidad.
Manipulación de la opinión pública:
Los dictadores utilizaron la propaganda y la censura para manipular la opinión pública. Explotaron las vulnerabilidades económicas y los temores de la gente, prometiendo soluciones simples a problemas complejos. Se presentaron a sí mismos como líderes fuertes que restaurarían el orgullo nacional, defenderían los valores tradicionales y protegerían a sus países de amenazas internas y externas.
Reformas económicas:
En algunos casos, los dictadores obtuvieron apoyo mediante la implementación de reformas económicas y proyectos de infraestructura que ayudaron a aliviar el desempleo y mejorar las condiciones de vida. Esto impulsó temporalmente su popularidad y apoyo entre la población.
Fracaso de la democracia:
La crisis económica mundial expuso las debilidades de los sistemas democráticos. Muchos países europeos tenían gobiernos democráticos sin experiencia que lucharon por responder eficazmente a la crisis. El fracaso de la democracia a la hora de ofrecer soluciones dejó un vacío que fue llenado por líderes autoritarios.
Llamamiento a las poblaciones descontentas:
Los dictadores apelaron a los temores de los propietarios de pequeñas empresas, los agricultores y otros segmentos de la sociedad que se sentían amenazados por las tendencias modernizadoras. Prometieron restaurar el status quo y proteger los intereses de estos grupos.
Falta de intervención internacional:
Faltó intervención internacional para impedir el ascenso de dictadores en Europa. En algunos casos, las políticas de apaciguamiento aplicadas por otras naciones permitieron a los dictadores ganar poder y consolidar su control.