Priorizar la derrota de Alemania:
1. Corazón de Europa: Derrotar a Alemania significó cercenar el corazón de las potencias del Eje, impactando directamente en el control de Europa y debilitando las rutas de suministro de los alemanes en otros frentes.
2. Poder industrial: Alemania poseía una máquina de guerra más industrializada y tecnológicamente avanzada, lo que planteaba una mayor amenaza a largo plazo para las fuerzas aliadas.
3. Control de los aliados: Mantener a la Unión Soviética como aliado requería ayudarla contra los alemanes, que habían invadido su territorio.
Priorizar la derrota de Japón:
1. Campañas del Pacífico: Era necesario revertir los éxitos de Japón en el Pacífico, especialmente al comienzo de la guerra, para recuperar el control sobre territorios vitales.
2. Líneas de suministro: El control japonés de varias áreas de Asia y el Pacífico planteó desafíos a las rutas de suministro aliadas y al acceso a los recursos.
3. Amenaza de portaaviones: Japón tenía una flota naval formidable, en particular sus portaaviones, que necesitaba ser neutralizada.
Dilema estratégico:
La decisión fue particularmente desafiante debido a varios factores. Estados Unidos, que desempeñó un papel crucial en ambos teatros, tuvo que gestionar la asignación de recursos y equilibrar las necesidades de los diferentes aliados. También entraron en juego consideraciones políticas, como el compromiso de liberar a Europa y la creciente amenaza de la influencia soviética en Europa del Este después de la guerra.
Momento de las ofensivas:
Al final, la decisión evolucionó gradualmente. El objetivo inicial era derrotar a Alemania, lo que condujo al Desembarco de Normandía en 1944. Sin embargo, a medida que Japón continuó resistiendo e infligiendo pérdidas significativas a las fuerzas aliadas, particularmente en el mar, se desvió más atención y recursos hacia el Pacífico. Las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 provocaron la rendición de Japón, aunque la guerra en Europa había terminado unos meses antes.
En conclusión, la elección de priorizar derrotar a Alemania o Japón primero durante la Segunda Guerra Mundial fue una decisión compleja y trascendental. Sopesar las consideraciones estratégicas, los factores políticos y el momento oportuno condujo a un cambio gradual de enfoque, manteniendo al mismo tiempo el objetivo final de derrotar a ambos enemigos.