1. Seguridad Colectiva: Gran Bretaña fue miembro fundador de las Naciones Unidas y apoyó los principios de seguridad colectiva de la organización. Cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur, Gran Bretaña, junto con otros miembros de la ONU, se sintió obligada a intervenir y defender el derecho internacional y la santidad de las fronteras.
2. Rivalidad de la Guerra Fría: La Guerra de Corea fue vista como parte del conflicto más amplio de la Guerra Fría entre el Bloque Occidental liderado por Estados Unidos y el Bloque del Este liderado por la Unión Soviética. Gran Bretaña, como aliado incondicional de Estados Unidos, estaba preocupada por la expansión del comunismo en Asia y temía que una victoria comunista en Corea envalentonaría a otros regímenes comunistas y pondría en peligro la estabilidad global.
3. Intereses Económicos: Gran Bretaña tenía importantes intereses económicos en la región, particularmente en salvaguardar las rutas comerciales y mantener el acceso a las materias primas. La ubicación estratégica de Corea en el este de Asia hizo que fuera crucial para Gran Bretaña evitar su dominio por parte de una potencia hostil.
4. Consideraciones morales e ideológicas: Gran Bretaña compartía el compromiso de Estados Unidos de defender la democracia y prevenir la agresión. La invasión de Corea del Sur fue vista como una violación flagrante de las normas y principios internacionales, y Gran Bretaña se sintió obligada a intervenir por motivos morales.
5. Preservar la influencia global: Como antigua potencia imperial, Gran Bretaña deseaba mantener su influencia y prestigio globales. Al participar en la Guerra de Corea junto a Estados Unidos, Gran Bretaña pretendía demostrar su continua relevancia y fuerza en el escenario mundial.
6. Teoría del dominó: Existía el temor de que si Corea del Sur caía en el comunismo, podría desencadenar una reacción en cadena de tomas de poder comunistas en otros países de la región, lo que llevaría a un conflicto más amplio. Gran Bretaña estaba decidida a impedir la expansión del comunismo y mantener el equilibrio de poder en Asia.
7. Mandato de las Naciones Unidas: El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución condenando la agresión de Corea del Norte y autorizando a los estados miembros a brindar asistencia a Corea del Sur. Gran Bretaña, como miembro responsable de la comunidad internacional, se sentía obligada a cumplir el mandato de la ONU y contribuir al esfuerzo colectivo.
En resumen, la participación de Gran Bretaña en la Guerra de Corea fue impulsada por una combinación de obligaciones de seguridad colectiva, rivalidad de la Guerra Fría, intereses económicos, consideraciones morales, preservación de la influencia global, la teoría del dominó y el mandato de la ONU.