1. Poder ejecutivo: Luis XVI era el jefe de estado y ostentaba el poder ejecutivo. Tenía el poder de nombrar y destituir ministros, celebrar tratados, declarar la guerra y la paz y dictar leyes y reglamentos.
2. Poder legislativo: Aunque Francia tenía un parlamento conocido como Estados Generales, en última instancia el rey ostentaba la autoridad legislativa. Podía convocar y disolver los Estados Generales a su voluntad y tenía poder para vetar cualquier ley aprobada por el parlamento.
3. Poder judicial: El rey era la máxima autoridad judicial del reino y tenía el poder de administrar justicia. Podría conceder indultos, conmutar sentencias y supervisar el sistema judicial.
4. Autoridad religiosa: Como hijo mayor del rey francés, Luis XVI era también el jefe de la Iglesia católica francesa. Ostentaba el título de "Rey más cristiano" y tenía el poder de nombrar obispos y arzobispos.
5. Autoridad militar: Luis XVI era el comandante en jefe del ejército francés y tenía el poder de declarar la guerra, formar ejércitos y negociar tratados de paz.
6. Inmunidad diplomática: Como soberano, Luis XVI disfrutaba de inmunidad diplomática y no podía ser procesado ni responsabilizado por sus acciones en tribunales extranjeros.
7. Derecho divino: Luis XVI creía en el derecho divino de los reyes, lo que significaba que creía que su poder provenía directamente de Dios y que no debía rendir cuentas ante ninguna autoridad terrenal.
Sin embargo, es importante señalar que los poderes de Luis XVI no eran absolutos y estaban limitados por varios factores, como la influencia de la aristocracia, el creciente poder de la burguesía y la evolución de las ideas políticas y sociales del período de la Ilustración.