Las condiciones en los campos de concentración eran terribles. Los prisioneros fueron sometidos a hambre, tortura, experimentación médica y trabajos forzados. Muchos murieron por enfermedades, desnutrición o agotamiento. Los que no fueron asesinados a menudo quedaron tan traumatizados que nunca se recuperaron por completo.
Los campos de concentración más grandes y notorios fueron Auschwitz-Birkenau, Treblinka y Sobibor. Sólo estos tres campos representaron la muerte de millones de personas.
Los campos de concentración del Holocausto son un recordatorio de los horrores que pueden ocurrir cuando se permite que florezcan el odio y la intolerancia. Sirven como advertencia a las generaciones futuras sobre los peligros de permitir que no se controlen los prejuicios.