- Desacuerdos entre los Aliados: Los vencedores no formaban un frente unido y tenían objetivos e intereses diferentes. Francia quería debilitar a Alemania tanto como fuera posible para evitar futuras agresiones, mientras que Gran Bretaña y Estados Unidos estaban más preocupados por mantener un equilibrio de poder en Europa. Estas diferencias hicieron difícil llegar a un acuerdo sobre un conjunto común de demandas.
- Reticencias estadounidenses: Estados Unidos se mostró particularmente reacio a imponer condiciones duras a Alemania. El presidente Woodrow Wilson había hecho campaña con una plataforma de "paz sin victoria" y quería evitar la creación de condiciones que pudieran conducir a otra guerra. También creía que una paz dura socavaría la Sociedad de Naciones, que consideraba esencial para mantener la paz en el futuro.
- Resistencia alemana: Los alemanes no estaban dispuestos a aceptar los términos del tratado sin luchar. Apelaron a la comunidad internacional, argumentando que el tratado era demasiado severo y que estaban siendo tratados injustamente. Esto generó simpatía por Alemania y hizo más difícil para los aliados imponer sus demandas.
- Preocupaciones sobre el futuro: A algunos líderes les preocupaba que una paz dura sólo sirviera para fortalecer las fuerzas del revanchismo en Alemania y pudiera conducir a otra guerra en el futuro. Querían crear condiciones que permitieran a Alemania reconstruirse y convertirse en un miembro estable y pacífico de la comunidad internacional.
Como resultado de estos factores, los vencedores en Versalles se vieron obligados a ceder en algunas de sus demandas y aceptar un tratado de paz que era menos punitivo de lo que habían pretendido originalmente.