Enfermedades: Los exploradores europeos se topaban con frecuencia con enfermedades desconocidas en sus viajes, lo que provocaba altas tasas de mortalidad entre sus tripulaciones. En América, enfermedades como la fiebre amarilla, la viruela, la malaria y diversas enfermedades respiratorias a menudo eran fatales para los europeos recién llegados, que no tenían inmunidad natural. Por el contrario, enfermedades como la gripe, el sarampión y el tifus, traídas por los europeos, diezmaron las poblaciones indígenas.
Condiciones climáticas extremas: Las condiciones climáticas extremas encontradas en diferentes regiones plantearon desafíos considerables para la exploración. Navegar por las gélidas aguas alrededor del Polo Norte, los abrasadores desiertos de África o las cálidas y húmedas selvas de América del Sur requirió que los exploradores se adaptaran rápidamente y soportaran ambientes hostiles, como frío extremo, calor y altos niveles de humedad.
Poblaciones indígenas hostiles: Si bien algunas poblaciones indígenas recibieron a los exploradores europeos con curiosidad y apertura, otras se mostraron cautelosas o incluso a la defensiva con los recién llegados. Los exploradores enfrentaron resistencia armada, conflictos por recursos, diferencias culturales y malentendidos, que obstaculizaron sus intentos de establecer relaciones amistosas y explorar territorios.
Barreras geográficas: Terrenos escarpados, densas selvas, imponentes montañas, vastos desiertos y formidables vías fluviales presentaban barreras físicas a la exploración. Los exploradores a menudo tuvieron que idear estrategias creativas para superar estos desafíos, como transportar barcos, construir puentes y abrir caminos a través de una densa vegetación.
Suministros y provisiones limitados: Los viajes que duraban meses requerían una gestión eficiente de los suministros y provisiones, especialmente alimentos perecederos y agua dulce. La falta de una nutrición adecuada y una atención sanitaria inadecuada durante las expediciones largas provocaron desnutrición, enfermedades como el escorbuto y fatiga generalizada entre los exploradores y sus tripulaciones.
Choques políticos y culturales: Los exploradores europeos con frecuencia encontraron civilizaciones con estructuras políticas y normas culturales únicas. En algunos casos, estas diferencias llevaron a malentendidos, conflictos o incluso hostilidad abierta, lo que dificultó el establecimiento de relaciones diplomáticas estables y la exploración más a fondo de determinadas regiones.