- Privilegios políticos y legales: Los senadores podían ocupar altos cargos políticos, como cónsul, pretor y tribuno, y también eran elegibles para formar parte de jurados. También estaban exentos de ciertas leyes, como la Lex Cornelia de Sicariis, que prohibía el porte de armas en público.
- Privilegios judiciales y administrativos: Los senadores a menudo eran nombrados para actuar como jueces en casos penales y también tenían autoridad para presidir ciertos tipos de procedimientos administrativos.
- Privilegios financieros y económicos: Los senadores eran típicamente ricos y disfrutaban de una serie de privilegios financieros y económicos, como la exención de ciertos impuestos y el acceso a oportunidades comerciales especiales.
- Privilegios sociales y culturales: Los senadores tenían un alto estatus social en Roma y tenían derecho a una serie de privilegios especiales, como el derecho a usar una toga con una amplia franja púrpura (latus clavus) y el derecho a sentarse en las primeras filas en eventos públicos.
- Privilegios religiosos: Los senadores a menudo eran nombrados para servir como sacerdotes y otros funcionarios religiosos, y también tenían derecho a participar en determinadas ceremonias y rituales religiosos.
Sin embargo, estos privilegios no eran absolutos y podían revocarse o restringirse en determinadas circunstancias. Por ejemplo, los senadores podrían ser expulsados del Senado por mala conducta y sus privilegios podrían limitarse o suspenderse si fueran declarados culpables de un delito.