Emoción: El romanticismo celebró el poder de la emoción y la intuición como fuente de verdad y conocimiento. Esto llevó a centrarse en la intensa expresión emocional y a rechazar el racionalismo de la Ilustración.
Naturaleza: El romanticismo celebró la belleza y la grandeza de la naturaleza, viéndola como una fuente de inspiración y conexión espiritual. Esto llevó a centrarse en los paisajes naturales y a rechazar la artificialidad de la vida urbana.
Imaginación: El romanticismo enfatizó el poder de la imaginación como fuerza creativa y como medio para trascender las limitaciones del mundo real. Esto llevó a centrarse en lo fantástico y lo sobrenatural y a rechazar el realismo de la Ilustración.
Espontaneidad: El romanticismo enfatizó la importancia de la espontaneidad y el impulso como fuentes de creatividad y autenticidad. Esto llevó a un rechazo del énfasis neoclásico en reglas y convenciones.
Lo Sublime: El romanticismo celebró la experiencia de lo sublime, definido como una sensación de asombro y asombro inspirado por la inmensidad y el poder de la naturaleza o por experiencias que trascienden lo ordinario. Esto llevó a centrarse en paisajes grandiosos e impresionantes, como montañas, océanos y tormentas.